Ravioli caseros de espinacas y ricotta

Ravioli caseros de espinacas y ricotta
  • 300 gramos de harina
  • 3 huevos enteros
  • Sal
  • 250 gramos de espinacas frescas (se pueden usar de las congeladas también)
  • 100 gramos de ricotta
  • Pimienta
  • 1 cucharadita de nuez moscada
  • Queso Parmesano rallado o en polvo
  • Agua hirviendo
  • Aceite de oliva (opcional)

Para la pasta: mezclamos 300 gramos de harina con 3 huevos y una pizca de sal en un bol hasta obtener una masa firme que podamos trabajar con las manos. Sobre una superficie enharinada, extendemos y amasamos la mano con firmeza hasta que no se pegue en los dedos. Si está muy húmeda y se queda en las manos, agregamos una pizca de harina y seguimos amasando. Si por el contrario, queda seca, vertemos un poco de aceite en las manos y amasamos. Dejamos reposar la masa envuelta en film transparente una media hora y ya estará lista para extenderla.

Para el relleno: ponemos a cocer la espinaca fresca en agua fría con sal hasta que suelte un hervor. Dejamos cocinar 5 minutos más, apagamos el fuego y las escurrimos sobre un colador, dejando que suelten todo el líquido. Una vez que ha escurrido bien, en una tabla cortamos finamente la espinaca y la ponemos en un bol. Agregamos 100 gramos de ricotta, un poco de nuez moscada, sal y pimienta. Mezclamos bien y dejamos reposar. Tiene que quedar un relleno suave, pero firme. Si queda muy líquido, se pueden agregar un par de cucharadas de queso parmesano rallado para darle más consistencia.

Para hacer los ravioli: cogemos un trozo de la masa y lo estiramos bien sobre una superficie enharinada con la ayuda de un rodillo. La masa debe quedar muy fina, pero sin llegar a romperse. Con la ayuda de un cortador de ravioli (o de galletas) o de un vaso, “marcamos” la masa. En el centro de cada “marca” ponemos una cucharada del relleno y, con los dedos, mojamos ligeramente alrededor del relleno con un poco de agua templada (tibia, del tiempo). Estiramos otro trozo de masa igual que el primero y presionamos bien para sellar los ravioli. Con el cortador de ravioli o el vaso cortamos la masa, volvemos a presionar bien los bordes y retiramos la masa sobrante, que seguiremos utilizando hasta que se acabe, repitiendo este paso hasta terminar con los ingredientes.

Los ravioli ya hechos los dejaremos reposar sobre una superficie enharinada (si tienes sémola o semolina, mejor) hasta que llegue el momento de la cocción. Los echaremos en una olla con agua hirviendo, un poco de sal y una pizca de aceite, hasta que suban todos a la superficie y la masa esté blanda y suave (unos 3-6 minutos, dependiendo del tamaño). ¡Cuidado con recocerlos!

Una vez cocidos, cuidadosamente los escurrimos con la ayuda de un colador y los ponemos en los platos. Agregamos la salsa de mantequilla y salvia y servimos inmediatamente.